Articulo de Joaquín Araujo, naturalista y escritor

No fueron demasiados los arquitectos que denunciaron la burbuja inmobiliaria. Pero a partir de los pocos que lo hicieron se llegó, incluso, a que colegios profesionales enteros se opusieran a lo que en realidad destruía no solo el sentido del territorio y a unos mínimos de racionalidad económica, sino también a la esencia de la arquitectura. Recordemos que mucho, de mala calidad y en el lugar inoportuno, no puede ser compatible con lo de construir un hogar digno, duradero y asequible de acuerdo con la Constitución.

Lo recuerdo porque algo parecido está pasando o va a pasar con otro colectivo. El que precisamente está celebrando también su año mundial: los veterinarios.

La masificación, el exceso de terapias agresivas, la estabulación universal y, sobre todo, las pérdidas de lo extensivo y de la mayor de las razas. Es más: la pavorosa injusticia que desde lo económico se está perpetrando contra los ganaderos discurre por un camino casi equivalente al del urbanismo salvaje.

Destaco ahora dos aspectos de los mencionados. En primer lugar recordar que en el sector ganadero resulta del todo frecuente que el productor no cubra siquiera los gastos de explotación. Entre otros motivos porque es el comprador el que fija el precio y no el vendedor como en casi todos los otros campos comerciales. Imaginemos que fuéramos nosotros los que impusiéramos el precio de los combustibles. Es más el ganadero con frecuencia en lugar de cobrar paga por trabajar. Esto ha comenzado a ser denunciado por los veterinarios además de por sindicalistas y ganaderos particulares.

Ha comenzado también la protesta y los empeños, cada día más generales y profundos, por la recuperación de lo amenazado de extinción. Porque se nos había querido olvidar que hasta el 81% de las razas de animales domesticados estaban al borde de su desaparición. Cada una de ellas, recuerdo, era un prodigio de capacidad creativa-seleccionadora de muchas generaciones de humanos. Cada una de ellas perfectamente adaptada a un lugar, un clima, una alimentación… Cada una de ellas no menos rentable desde el momento en que su eficiencia y hasta eficacia eran y son muy superiores a las subespecies muy raudamente productivas, pero que ahora cuesta mucho más mantener. ¡Qué caro nos está costando el que demasiados consideren que lo sano, lento, barato y adaptado no sea rentable!

GRACIAS Y QUE LA VIDA OS ATALANTE.

One Response to Articulo de Joaquín Araujo, naturalista y escritor

  1. ioachimcanto says:

    ¡Cuanta verdad!

    Sólo una reflexión al hilo de lo comentado en la comida y el café:

    – «El precio lo marca el comprador» !?
    – «El precio lo marca el mercado» !?

    ¿Quién es el comprador? ¿Quién es el mercado, o qué es el mercado?
    Entes privados, con privilegios administrativos, que roban al productor y roban al consumidor. Literalmente, los exprimen.

    ¿Pero no quedamos, en los 90, que reducir la cabaña ganadera garantizaría la subsistencia de los que quedaran?
    ¿Que no había mercado para todos?

    O es que un sector ganadero grande sería mucho más difícil de manejar por la mafia calabresa!?

    Si el consumidor paga por un kilo de filetes lo que hace unos años le costaba una comida, y el productor no cubre gastos …?

    Por cierto, alguien sabel cual es el margen que hay desde que la vaca sale troceada del matadero y tú pones en la sarten el filete?

    Lo dicho se aplica igualmente al pepino o a la berenjena.

    (Otro muy buen post, María!!!)

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